jueves, 7 de mayo de 2009

NO OS DEBEMOS NADA


A vosotros los héroes de la democracia, los que creéis que derrocasteis a un dictador sanguinario, los que os consideráis arquitectos de la democracia desde el amor y el perdón:


Disfrutáis de vuestra jubilación dándoos palmaditas en las espaldas y loores al rey, el mismo que pensais encumbrasteis ustedes y no el Generalísimo. Os regocijáis asimilando la mentira de un país reconstruido y nuevo y sin heridas que cicatrizar. Hacéis e hicisteis todo en pos del futuro, "no volver la vista atrás". Esa es vuestra consgina. Y es que el futuro como no está escrito, se puede imaginar de mil maneras, sin embargo pasado nada más que hay uno, y éste en España es demasiado horroroso como para poder enfrentarse a él cara a cara. Si lo hiciéramos descubriríamos en su rostro vuestras faltas, vuestros imperdonables delitos al aceptar la amnistía de los asesinos y verdugos de vuestros propios padres y abuelos. Acostumbrados a ser parte de una sociedad civil débil, vuestro borreguismo os condujo a convertiros en un rebaño acostumbrado a acatar las órdenes de los asesinos de la democracia verdadera, aquellos que os marcaban el camino a seguir, y que llamasteis Transición. La elevasteis a los altares, y ahora como vuestro Dios, es una verdad absoluta que no se puede someter a cuestión. No es de extrañar, pues la Constitución, el Rey y la Transición, fueron sacralizadas por la Iglesia que veía como sus infinitos pecados de sangre y conciencia quedaban perdonados.
No tengo nada que agradeceros, si no más bien que reprocharos, me habeis legado una España miserable, sin memoria, e inoperante. Incapaz de enfrentarse tres décadas después a los enormes problemas de identidad que nos acucian y que con vuestra cobardía silenciasteis. ¿Cuándo será capaz España de mirarse a sí misma y descubrir que nunca fue ni será Una, Grande y Libre? A decir verdad empiezo a plantearme si sigue existiendo España. Al menos, tal y como la comprendeis vosotros.
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